MasterChef 8 – Programa 7 – Nadie es repescado en una decisión estúpida y lamentable, en la que ya es la peor edición de la historia – Sara Lúa es la expulsada

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Buenas a tod@s una semana más a la review de MasterChef. Voy directo al meollo… Primera prueba y ya les obligaron a tomar decisiones que generasen polémica. Ya no diré nada al respecto, ya que no queda otra cosa que asumirlo. Por cierto, la prueba consistió en la típica de robar en las cestas de los compañeros. Originalidad ante todo…

Qué casualidad que el primero en escoger fuese Andy…  No obstante, fue muy inteligente y no jugó el papel de villano que tanto quieren que interprete los obsesionados jueces y responsables del programa. Bien por él.

José Mari (que tiene una clara fijación con su pin de la inmunidad… le debe hablar por las noches) sí jugó su rol de villano, más que nada porque tiene hambre de tele y de llamar la atención. Algunos dirán que lo hizo por pura estrategia, pero algo me dice que este señor no está aquí por la cocina.

Iván también fue a por todas, como era de esperar. Al final Andy fue demasiado bueno. También es posible que no sea tan estratega y mezquino como se quiere vender. Por cierto, menudo discurso el de Iván justificando el exagerado robo a Teresa porque está enfrentada con Juana, como si esta señora fuese intocable… Menudas telenovelas se montan en esa casa (recordar que conviven semana tras semana).

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Y bueno, como suele suceder demasiado esta edición (y que es una verdadera vergüenza, todo sea dicho) la nueva apestada para el resto de concursantes fue Teresa, y todo porque ha tenido problemas (o una confusión) con Juana. Lo dicho, intocable. Ya os digo yo que los tiene engañados a (casi) todos. Impagables sus excusas sobre la prueba de la semana pasada, de que no se supo explicar bien cuando fue más estratega que Andy, Iván y José Mari juntos, y todavía más su confesión en la cata confirmando que es la portera de la CEO de la productora del concurso. Olé…

Por cierto, al quedarse sin ingredientes, Teresa se quedó sin cocinar. De nuevo, una decisión indefendible y lamentable, en una edición donde las normas brillan por su ausencia y donde todo vale. Cómo se han columpiado… Pero había más sorpresas desagradables.

De invitado vino el estimable actor Félix Gómez, que para un servidor hubiese sido un justo ganador de la cuarta edición de MasterChef Celebrity (con permiso de Tamara Falcó), pero es una apreciación personal. Siempre se agradecen este tipo de invitados, la verdad, y más demostrando el buen nivel culinario que tiene. Así sí (y no como con el pobre Aleix hace unas semanas…).

A la hora de la cata, Alberto fue el nuevo saco de boxeo de los jueces, sobre todo de Jordi, que si no saca la katana a pasear, revienta. Y por Dios, el humor de José Mari… creo que se ha equivocado de concurso, la verdad. El pobre no sabe si quiere ser cantante o comediante, pero cocinero seguro que no.

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Y ojo con Luna. Será una mediocre e insufrible actriz digna de una telenovela barata, pero siempre suele cocinar bien y sale airosa de casi todas las pruebas. Qué lástima que tenga tantas ganas de llamar la atención. Creo que nos estamos perdiendo una gran concursante, y la única culpable es ella misma.

Aplaudo totalmente el discurso de Ana sobre lo que tuvo que padecer Teresa, dejando bien claro que este año hay demasiadas polémicas y malos rollos. Claro, que luego nadie le va a hacer ni puto caso, y menos los jueces, que son los más interesados en que haya trifulcas. El nivel…

Iván presentó una galleta que no tenía mucho que envidiar al mítico León come gamba, siendo uno de los peores platos de este año, y bueno, de toda la historia del concurso. Andy lo disfrutó, por supuesto, ante la crítica de Iván, pero es que éste a veces se pasa de hipócrita, ya que él hubiese hecho exactamente lo mismo, las cosas como son.

Por cierto, por fin los jueces alabaron a Andy, pero algo me dice que más por dar un bofetón a Iván (que estaba justo al lado en la valoración), provocando a éste y metiendo todavía más mierda, que por otra cosa.

Y cómo no, de nuevo rescataron el tema Teresa vs Juana, cuando ya no venía a cuento. Dos cosas para zanjar el asunto: Teresa se pasa de excesiva y Juana es una loba con piel de ancianita. Por cierto, esto último no ha pasado inadvertido en Twitter, donde todos los seguidores del programa tienen bien calada a la señora… Menos mal.

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Las mejores de la prueba fueron Sara Lúa y Luna (lo dicho sobre esta concursante), siendo la mejor la primera. Y llegó el temido momento de la prueba de exteriores, más que nada por el momento repesca, que siempre ha sido motivo de emoción y felicidad, pero que quedó empañado por la invitación a alguien como Saray.

Por cierto, si queréis escuchar (sí, con mi voz, en podcast) mi opinión sobre lo que está sucediendo este año con MasterChef y lo lamentable que es invitar a Saray a la repesca, lo tenéis aquí, en un proyecto que me hace mucha ilusión y donde hablo de otros temas.

Las capitanas fueron Sara Lúa y Luna (parece algo obvio, pero es que con lo que juegan…), haciendo equipos por azar (por cierto, a Luna le volvieron a tocar los mismos compañeros que la semana pasada le quitaron el delantal… curioso).

Y llegaron los repescados, con una Saray llorando sin parar, que espero que nadie se crea, ya que se ha pasado semanas echando mierda al programa y a los jueces… Vamos, que no se arrepiente ni ha aprendido nada. Una vergüenza de concursante que jamás debería haber superado ningún casting (y menos con ese deplorable nivel de cocina). Tampoco pintaba nada en la repesca. Bueno sí, que quieren llamar la atención.

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Terrible que el programa haya permitido esto, quedando en entredicho con un movimiento simplemente realizado para rascar más audiencias, pero que les deja como lo que actualmente son, que no es otra cosa que un show donde la cocina ya poco importa. Afortunadamente, todo esto no ha pasado inadvertido en las redes, donde hay innumerables críticas a las decisiones de este año. Algo es algo.

Por cierto, Adrienne era mi favorita para ser repescada, pero como ya sabréis, mi gozo en un pozo. No se merecía un paso por el concurso así, la verdad.

La otra cara de la moneda (en lo positivo) fue la llegada del gran Saúl Craviotto, justo ganador de MasterChef Celebrity 2 y que siempre es bienvenido. Algo es algo…

Respecto al cocinado de los equipos rojo y azul, destacar los rifirrafes entre José Mari y una Juana a la que parece que nadie le puede toser. Lamentable la constante defensa del juez Pepe. Huele… y mucho. Normal que las redes sociales se enfaden.

Por cierto, Saray confirmó una vez más que lo suyo no es la cocina, y que su entrada en el concurso fue un verdadero Expediente X. Bueno, que querían show y han metido una persona que no sabe nada de cocina (sabe menos que yo, que ya es decir). No hay que investigar mucho más.

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Los dos equipos resbalaron en su cometido, siendo peor el equipo azul, capitaneado por Sara Lúa, que no estuvo a la altura de las circunstancias y cometió varios errores de cocinado. Andy respondió a Jordi sobre su crítica a la actitud del equipo… craso error. Si es que no aprenden. El equipo rojo, capitaneado por Luna, tampoco fue para tirar cohetes, con una excusa de Teresa bastante extraña, pero tuvo la suerte de que el otro equipo fue mucho peor.

Y bueno, llegó el momento repescado, donde los jueces destacaron que ninguno de ellos estuvo a la altura de las circunstancias. Fidel abandonó su papel de tipo graciosete y también contestó, una vez comprobó que no tenía mucho que perder. Este año es, de lejos, en el que los concursantes más han contestado y replicado a los jueces… aunque viendo las normas y decisiones de mierda que están tomando tampoco me extraña mucho, la verdad. Eso sí, Saray feliz con su ensalada de pollo… manda huevos.

Y llegó la bomba: nadie iba a ser repescado. Sobra decir que es otra decisión lamentable, más que estudiada y buscada por los responsables, para generar todavía más polémica, cuando lo único que logran es el odio de los espectadores, que ya no saben muy bien qué pensar. Jordi dijo: «no regalamos delantales blancos». Me meo… como que no le dieron uno a Saray en el primer programa, y luego pasó lo que pasó. Ya no engañan a nadie. Show must go on.

Cómo no, fuimos a la prueba de eliminación para hablar de más polémica, donde varios compañeros, como Iván y Andy, dejaron bien claro que estaban contentos con que nadie entrase en la repesca. Precioso el compañerismo en este concurso. No sé si algún menor está viendo esto, espero que no aprenda nada malo, porque bueno imposible.

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Los jueces fueron a buscar las cosquillas a los concursantes que se exponían a la eliminación, asegurando que no estaban ahí con interés y que no merecían estar en el concurso. Andy se picó, y con razón. El resto no dijeron ni mu.

Y esperad, que vienen curvas. En otra decisión ridícula (y me quedo corto), le dieron la opción a cinco concursantes del primer programa que no entraron de optar al delantal blanco, después de tirar por la puerta de atrás a los posibles repescados. Andy volvió a dejar las cosas claras, diciendo que le pareció vergonzoso este movimiento, con Jordi jugando su papel de gallito, y dejando claro que las normas las ponían ellos. Sí, Jordi, pero es que vuestras normas son una mierda, y te lo digo con todas las letras. Iván jugó bien sus cartas, evitando mojarse y haciéndose el bueno (después de decir un minuto antes que no quería respescados…), dejando a Andy como el malo. Que cada uno opine lo que quiera, pero yo lo tengo claro. Qué asco este año.

La verdad es que se le quitan las ganas a uno de comentar, porque cabrea ver en lo que se ha convertido un concurso que antaño fue maravilloso. La prostitución de un formato que no necesitaba ser un gemelo de cualquiera salido de Telecirco.

En fin, que la elaboración final fue con postres, pero es que ya daba exactamente igual (aunque en honor a la verdad debo decir que medio Twitter babeó con los postres presentados). Y cómo no, otra decisión, aunque tampoco tan desastrosa, que no fue otra que los cinco nuevos aspirantes debían cocinar con los delantales negros. Okey.

Y bueno, los mejores de la prueba fueron Andy (toma bofetón a los jueces) y Carlos.  Sinceramente, este último entró gracias a Andy. Ya que estamos, yo hubiese metido a Eusebio (la pareja de Michael), que lo hizo mucho mejor y ayudó a Michael lo que no está escrito. Veremos cómo va el experimento.

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Y la expulsada fue Sara Lúa. La verdad es que, a pesar de cocinar bien, no es una gran pérdida, por su nula chispa y por algunos comentarios mal intencionados que ha tenido durante el concurso. Adiós muy buenas.

Recapitulemos: En la primera prueba no dejan cocinar a Teresa. En la prueba de exteriores no hay repescado (por generar polémica, no por otra cosa). En la prueba de eliminación dan la posibilidad, en un séptimo programa, de que aspirantes que no han cocinado en ni una sola prueba puedan entrar en el concurso. Que malo el guionista y que poco profesionales los jueces, que permiten todo esto. El cheque debe ser bien jugoso, desde luego, aunque yo no vendería mi nombre ni mis principios al mejor postor, eso seguro.

Creo que ya podemos confirmar que estamos ante la peor edición de la historia de MasterChef, pero de lejos. Y es una pena, porque el casting prometía y la cosa estaba interesante, pero los giros imposibles de guion (sobre todo esto), el despotismo de los jueces y la mala actitud de algunos concursantes (hola, Saray) han matado el concurso, de forma irrecuperable.

¿Ha merecido la pena? No sé si esa pregunta tiene respuesta, pero estoy seguro que las audiencias serán increíbles, ya que al fin y al cabo lo que vende es esto. Pues si este es el nivel, un servidor se despedirá para siempre de MasterChef cuando el ganador (que estoy seguro que será injusto) levante el trofeo en unas semanas. Nos vemos la semana que viene…

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